Por respeto a las familias golpeadas con dolor en años de oscuridad y silencio.
Por la justicia pendiente sobre militares, grupos económicos, políticos, eclesiásticos, periodistas, y civiles, que se aprovecharon de las víctimas por miles.
Por esas incomprensibles voces que aún hoy defienden un proceso que no lo vivieron o padecieron.
Por los reprimidos con violencia en manifestaciones, esa obediencia debida y la legitimidad de la fuerza bruta policial sobre civiles que se extiende a todas las décadas.
Por Julio López que continúa desaparecido.
Por la memoria que perdure para generaciones futuras.
Y por sobretodo por ese pueblo argentino que hasta en lo peor de las miserias se adueña de la calle para defenderse y expresarse.
NUNCA MÁS VIOLENCIA.
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