BIENVENIDOS
(Texto de presentación del libro "Yo Kaótico")
“Yo
Kaótico” nace por el antojo incontrolable de recordar cuando comencé a sentir
excitada fascinación por el fanzine (fanzinación), lo que me lleva a este deseo
de republicar mis textos. Entremezclando mis escritos que formaron parte del fanzine
Kaótica y la revista Próxima Estación, con algunas opiniones propias liberadas
al mundo del internet, y frases certeras de músicos también publicadas en ambas
producciones gráficas.
Kaótica
fue un fanzine que circuló en Posadas Misiones desde el año 2004 hasta el 2007.
En esos meses circularon 21 números de distribución gratuita, generalmente de
mano en mano dentro de los recitales de rock. Toda una linda locura ingenua
desde un principio, usar el dinero de mi sueldo, de cualquier trabajo que
estuviera haciendo, para solventar la producción del fanzine. Cada tanto
alguien preguntaba “¿cómo se les ocurre hacer esto gratis? ¿por qué no lo
cobran?”, y la respuesta es que la satisfacción pasaba por sentir que eso le
daba un sentido más llevadero al trabajo que tenía en ese momento. Algo así
como intentar justificar, bueno, trabajo en algo que no me atrae pero me sirve
para tener más libertad en lo que sí me apasiona.

El
destino, o lo que fuera, me llevó a encontrarme estudiando en una carrera de
periodismo con Vale Ramone y Luis Salinas, sumándose Pikachu Recargado amigo de
la vida, (mencionados con seudónimos, porque así nos gustaba dentro de todo lo
relacionado a la Kaótica),
y de la cabeza de los cuatros se armó con soltura el concepto para el fanzine.
Escribir sobre lo que quisiéramos expresarnos, sabiendo que esa absoluta
libertad no la tendríamos en los medios escritos ni en las radios ni en los
intentos que realizáramos dentro de lo profesional o académico; dándole además
mucha difusión al trabajo de los músicos locales.
Porque
en ese momento el empuje de las bandas rockeras de Posadas fue muy intenso. La
ciudad posadeña fue, es, y creo que siempre será, una atractiva mescolanza de
creatividad musical. Bandas que le dan al palo a lo básico del punk o el
rocanrol, pasando a la fluidez del ska, reggae o hip hop, hasta llegar a lo más
carnal del heavy, y experimentaciones del trance indie y psycho, con toques
propios de la región, ofrecen una rica variedad de alternativas. Muy difícil de
encontrar en otros lugares. Pero el problema sí, como en casi todos los
lugares, pasa por las trabas gubernamentales y burocráticas, y el poco apoyo
que reciben los músicos.
A
los pocos meses de descubrir los recitales locales, se comenzó a producir la Kaótica. El movimiento cultural
del rock local venía de recibir un duro golpe al perder la llamada Extación de
Trenes como espacio para realizar eventos; para mí era un lugar mítico de
tantas historias que escuché. Al extender la construcción de la avenida
costanera, la misma obra que provocó el desalojo de centenares de familias de
barrios históricos, como el brete, y que nos robó la posibilidad de acercarnos
al río Paraná; el gobierno ordenó la privación de continuar utilizando la
abandonada estación de trenes para los recitales que se realizaban cada fin de
semana.
Pese
a eso, las bandas intentaron acomodarse en los pocos clubs o bares que se abrían
a la posibilidad de recitales, o en fiestas clandestinas. Empeorándolo todo,
durante el 2005 explotó la moda prohibitiva del gobierno municipal y provincial
por consecuencia del efecto República Cromañón. La persecución y las clausuras
de eventos y locales se volvieron más intensas.
Así
que en este libro “Yo Kaótico” encontraran mucho reflejo del sentimiento de esa
época, para ello transcribí fragmentos de entrevistas que tuve la posibilidad
de realizar a los músicos en Posadas.
También,
en lo personal mis textos están muy influenciados por esa sensación de injusto
encierro y recorte de posibilidades de disfrutar de producciones locales. Hay
mucho de descarga, con palabras escupidas con bronca o intentos de hacerme el
chistoso utilizando el humor en defensa propia.
Mucho
de eso que molesta todavía está presente, y más cuesta arriba también, con
ejemplos de situaciones más tristes, como dos casos policiales sobre los cuales
tuve el atrevimiento de escribir en su momento, por la impotencia de tanta
impunidad y dejadez palpable; los casos de Rosa Gauna joven de 15 años
fallecida luego de sufrir lesiones de quemaduras dentro de la Comisaría de la Mujer, e Iván Mercol muerto
por golpes en extraña forma dentro de un boliche bailable.
Aún
hierve la sangre cuando pasados los años las noticias siguen siendo que los
casos continúan irresolutos sin culpables presos.
Creo
que desde su primer número Kaótica pisó fuerte, y lo íbamos sintiendo en los
comentarios crecientes, de los que tiran buena onda, de las críticas constructivas,
y también de lo bardero que igual servía para confirmar que el nombre estaba
presente.
Además,
cada vez más colaboradores se sumaban para escribir algo en el fanzine, y más
bandas nos abrían sus puertas para sumar a la difusión.
El
fanzine tiene ese plus de placer del trabajo manual de recortar y pegar,
buscando imágenes sin que tuvieran sentido directo con lo escrito para realizar
los collages, porque en esos tiempos nunca nos interesó descubrir el photoshop.
En
“Kaótica” lo textual iba escrito sin muchas correcciones, y lo que venía de
otra persona se publicó sin realizar ninguna modificación ni retoque.
Ciertos
textos que escribí en su momento ahora los releo y me da cosa volver a
publicarlos. En lo personal, estoy seguro que yo cambié, porque me encanta la
libertad del ser de poder cambiar cuando uno quiere, por eso en algunos casos
tuve que luchar mucho contra el deseo de modificar grandes párrafos, pero
considero que en la producción de este libro es más saludable respetar a lo que
sentía y consideraba publicable en ese instante, así que sin mayores
modificaciones va todo lo que fui encontrando. Solamente algunas correcciones
gramaticales cuando me salía de adentro decir “¿cómo pude haber escrito tan mal
así?”.

Cuando
decidí darle muerte a la
Kaótica estaba en una etapa de necesitar algo que me acercara
más a lo positivo de las personas. Bajo una búsqueda así se creó la revista
“Próxima Estación”, con la que se intentó trabajar recursos periodísticos y de
diseños más elaborados. Entrevistas y análisis sobre trabajos sociales,
saliendo de lo estrictamente musical, y diseños gráficos con aires de
profesionalidad. Dirigiendo el concepto junto a Jumpin Beat, la experiencia fue
muy interesante. Desde febrero del 2008 a mayo del 2010, esa etapa duró lo que
duró y en cualquier momento se puede retomar, porque esa también es otra gran
satisfacción de libertad que da el producir algo propio.
En
la “Próxima Estación” tampoco podía desprenderme fácilmente de uno de los recursos
del fanzine que más me gusta de “ir en contra de”, así que algo de eso también
aparece en este libro.
Y
esa misma fanzinación nos tiene actualmente, con Jumpin Beat, produciendo los
fanzines “Mambolandia”, sobre relatos personales, y “Contramundo” sobre rock
desde la provincia de Córdoba.
Espero
que eso sea material para otro libro dentro de un tiempo. Porque cuando el
presente es lindo pinta panorama para un futuro disfrutable.
Desde
aquí agradecimientos a todos los que formaron parte de las producciones
mencionadas, a las bandas merecedoras de respeto que trabajan con todo el
esfuerzo posible, a los genios de la fotocopiadora Todo Insumos (Posadas
Misiones) que tantas veces se bancaron trabajar fiado y de apuro para que estén
listas las copias del fanzine, y a los que ayudan de corazón con la difusión y
circulación de cada producción artística independiente.
Charly Esperanza (octubre 2013)