miércoles, 5 de agosto de 2009

LA PRIMERA VEZ QUE TOQUE UNA TETA (tercera parte)

(Texto de Charly Esperanza publicado en el fanzine KAÓTICA en la edición de agosto del 2005)


... La palma semi cerrada como si fuera una garra llegó a su objetivo y el relleno tierno de la carne bajo la remera me llenó de placer. Al fin. Estaba acariciando una teta de manera circular y no había escuchado reproche alguno. Eternos segundos pasaron mientras yo deseaba quedarme así toda la vida. Pero cuando abrí los ojos me di cuenta que le estuve acariciando el hombro derecho, nunca había llegado a la goma ¡Maldita sea mi ignorancia! Ella se dio vuelta para mirarme descubriendo mis verdaderas intenciones, sonrió y dijo dulcemente: “pedazo de pelotudo, se ve que necesitas ayuda”. Me agarró la mano y la llevó hasta sus pechos donde comenzó a moverla de un lado al otro. Absorto me dejé llevar, mientras su cuerpo comenzaba a contornearse. Fue un segundo que reaccioné y apreté rec en mi cabeza para grabar la imagen del momento más sublime en la vida de cualquier hombre, solo comparable con el gol de Maradona a los ingleses. Ahora sí, era la primera vez que tocaba una teta.
Mientras gozaba con el nuevo placer descubierto, la situación comenzaba a perfilarse como para concretar el acuerdo. Al menos, ella parecía más que dispuesta con su cabellera suelta flameando sin destino cierto ¿en qué momento se lo había soltado?, y por sus movimientos con los que frotaba su cuerpo contra el mío.
En ese momento un solo pensamiento me invadió, comerme a la nena de la casa de las formas más pervertidas posibles (la Yoli era hija única) en el sillón donde el don y la doña pasaban noches viendo televisión. Pero choqué con el obstáculo que aparece hasta en mis sueños. El temible corpiño. Si el perro es el mejor amigo del hombre, el corpiño debe ser reconocido como el peor enemigo (continuará)...

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