jueves, 13 de agosto de 2009

SOBRE LA PRIMERA VEZ QUE TE VI


(FELIZ CUMPLEAÑOS JAQUELINE JUMPIN FLASH)


Habitaciones oscuras y cerradas, un televisor encendido todo el tiempo en la vorágine del zapping para no ver realmente nada, despertares sin motivaciones para encarar el nuevo día, propiedades que aturdían la cabeza de Charly en su más aburrida etapa.
Durante los fines de semanas frecuentaba bares que le propiciaban el consumo de infiernos para mantener la cabeza sedada. El tedio llegaba a tal punto que las personas que en estos lugares lo rodeaban, aún los más cercanos, parecían simples adornos sin iluminación. La mezcla de sonidos, de charlas y risas al voleo, botellas que se abrían, gargantas que ingerían, en su repetición anestesiaba el clima donde todas las personas parecían sufrir la misma falta de color. Todos estaban en blanco y negro, y así realizaban sus movimientos poco interesantes.
Varias veces por noche, Charly se sacudía la cabeza y se mojaba el rostro preocupado por lo que consideraba un efecto alucinógeno de no ver colores en las personas y formas. Era muy extraño. Nunca escuchó que a alguien le suceda algo similar. Y el desconcierto lo llevó a no contárselo a nadie.
La razón, que en este caso no significa explicación, se dio con el tiempo. En una de estas ordinarias noches un destello deslumbrante de colores impactó sobre sus ojos y se trasladó rápidamente a la mente y el resto de las sensaciones que habitan los cuerpos. Y así como se presentó desapareció velozmente dejando polvos titilantes en el aire.
El flash lo dejó perplejo durante varios segundos sobre su posición habitual de estar sentado en la barra de bebidas. Suspiró. Le pidió a su cabeza que repita como una grabación el instante de fulgor para entender lo sucedido. Pero la falta de respuestas lo confundió más. ¿Sería esta una secuela más de una cabeza ya aturdida de alcoholes y humo? Algo le decía que no. Había algo más. El instante fue tan rápido como ilógico pero merecedor de admiración. Tenía que repetirse era su deseo.Y así se dio.
Logró ver sobre las paredes el centelleo de luces que cada vez eran mayores. Eso indicaba una pronta aproximación. Hasta que hizo su inolvidable ingreso, sonriendo, moviendo todo su cuerpo al caminar, un duende que por tanta belleza no era propio de este mundo. Con sus rasgos y gracia femenina congeló hacia su presencia la atención de los pocos que estaban en ese lugar. Charly pudo darse cuenta de esto y sonrió.
El duende se acercó hasta su lugar y saludó.
- Hola ¿Vos sos Charly, no?
Charly recordó que leyó sobre la existencia de estos seres al descubrirlos en un cosmos de escritos e imágenes. Hasta había intentado concretar un contacto dejando un mensaje. Todo esto que se había bloqueado en la memoria a los pocos segundos de realizarlo resurgía. Al darse cuenta de que tanto embrollo en su cabeza lo dejaron sin contestar a la pregunta durantes varios segundos, esbozó una rápida respuesta que en el apuro le pareció tonto.
- Yo soy Charly sí. ¿Cómo sabías?- dijo, mientras relojeaba a su alrededor los rostros de envidia que le propinaban los hombres que se embobaron con la aparición del duende.
El diálogo quedó solo en intento de comunicación porque Charly no pudo controlar la emoción. El duende demostrando pura nobleza permaneció durante un rato a su lado y le dedicó gentiles miradas y sonrisas. Pero cuando decidió despedirse, Charly le pidió sacarse una fotografía. El duende rió, quizás entendiendo que Charly había caído en una trampa, lo abrazó y sonrío a la cámara que intentó capturar el momento.
A los pocos días, Charly retiró del laboratorio su rollo de fotos deseando ver la que se sacó con el duende, más que todas las que había sacado en una mezcla de eventos. La foto no estaba ni siquiera en el revelado. Otra vez la duda lo invadió. ¿Todo fue nuevamente solo producto de una alucinación?

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